Prisas, prisas y más prisas y también algo de estrés. Si bien dicen que llegar tarde a los sitios es de optimistas ya que creen que siempre tienen tiempo de hacerlo todo, si con algo no nos gusta perdérlo, es pagando el parquímetro. Os contaré mi experiencia:
Salgo de casa y cuando estoy en el coche de camino a la oficina, una pregunta me viene a la cabeza: ¿llevo efectivo encima? Después de mirar en todos los bolsillos de la cartera y en todos los espacios de mi coche, me doy cuenta de que con todas las monedillas encontradas sumo unos…… ¿20 céntimos? Una vez comprobado ser ese el total de mi efectivo, me dirijo hacia ese kiosko o ese bar donde la persona que me atiende ya me conoce como “el del cambio para el parquímetro”.
Cuando ya he conseguido que me cambie, es el momento de sacar el ticket. Al ser hora punta, como es de imaginar, no soy el único que necesita el expendedor. Esperar una cola de más o menos personas (depende de lo lejos que haya otra máquina) es lo que me toca. Ya sea porque el reflejo del sol no permite leer muy bien la pantalla, porque no esté lo suficientemente iluminada o porque me he atrancado en algún paso, lo mejor que me ha ocurrido en esos momentos ha sido entablar una conversación con la persona de detrás mío para conseguir salir del paso.
Entro en la oficina un poco agobiado, ya que no contaba con esos minutos de más, cuando ya por fin puedo empezar con mis tareas.
11:30 a.m
“¡Se me ha pasado la hora! ¿Me habrán denunciado? ¿hasta qué hora exactamente puse el ticket? termino esto y bajo a cambiarlo”.
Corriendo por la oficina con ligera cara de susto me dirijo hacia el coche y es en ese momento cuando me doy cuenta de que mi ticket terminaba antes de lo que pensaba y me han denunciado. Rabia, impotencia o desesperación son algunos de los sentimientos que he tenido cuando eso me ha ocurrido. Y sí, de acuerdo, puedo apuntarme la hora de fin del ticket… pero, ¿y si estoy reunido y no puedo salir? ¿por qué andar angustiado con el ticket cuando con unos simples clics podría sacar todos los que necesite? Y ese fue el día en el que decidí descargarme ElParking.
Sacar mi ticket sentado en el coche al llegar a mi destino o incluso desde casa si estoy seguro de la zona en la que voy a aparcar, ampliar el tiempo u obtener todos los tickets que vaya a necesitar sin moverme de donde estoy, es un gran alivio. Ya que pagar la zona regulada es obligatorio, mejor hacerlo de la forma más cómoda posible, ¿no?
Y no sólo eso, con la nueva actualización de ElParking ya no sólo uso la app para abonar el parquímetro, sino que reservar con antelación en alguno de los parkings que haya más cerca de donde tengo que ir pudiendo comparar precios, es alguna de las ventajas que esta app me ofrece.
En definitiva y volviendo a lo que os contaba, si tuviera que decir cuál ha sido mi mejor experiencia con el parquímetro, tengo clara mi respuesta: saber que con «ElParking» puedo llevarlo en mi móvil 😉